martes, 25 de agosto de 2009

¿Los mismos perros con distintos collares?


Quizás sea por culpa de la gripe, que ahora estoy seguro de que lo es gracias a unos clarificadores temblores con tos que me han despertado a las 5 de la mañana y me han dejado de recuerdo fiebre y a sudar. Quizás también sea por la constatación, una vez más, de la evidencia de que en política cada perro defiende su rebaño y, a actos igualmente condenables, los raseros de medir varían. Sea por lo que sea, me ha vuelto la mala leche, y hacía tiempo que en este blog sólo hablaba de literatura.

Pongamos por caso que ocurre un acto de violencia callejera realizado por los que habitualmente cometen actos de violencia callejera -por ejemplo, destrozos en mobiliario urbano o pintadas en favor de ETA, los presos, y la independencia-. ¿Cómo son las reacciones?

- Todos los partidos con representación en el parlamento: condena unánime y rechazo, apelaciones a la policía para que detenga rápidamente a los culpables y peticiones de contundencia en la respuesta.

- Entorno Batasuna: silencio.

Algo habitual. Ahora pensamos en el mismo acto pero de otra manera. Planteémonos un atentado cometido por nostálgicos del franquismo contra, por ejemplo, un monumento que homenajea a los prisioneros republicanos que se intentaron fugar de donde el ejército fascista los tenía encerrados. Imaginemos que, además, en el mismo ataque se mancilla el monumento a los fusilados de la Guerra Civil situado en Aizoain, a pocos kilómetros de Pamplona. Todo aparece destrozado y con pintadas que incluyen mensajes claramente preconstitucionales. ¿Cómo serían las reacciones?

- Todos los partidos con representación en el parlamento: condena unánime y rechazo, apelaciones a la policía para que detenga rápidamente a los culpables.

- PP: silencio.

La pena es que estas dos hipótesis no son un ejercicio de ficción, sino que han ocurrido de verdad. La primera, en múltiples ocasiones y aireada por todos los medios de comunicación locales y nacionales. La segunda hipótesis también se viene repitiendo, aunque la información que se da sobre el tema es nula, no sea que se aireen demasiado los calzoncillos viejos. Al final, de tanto ir el cántaro a la fuente, ayer por fin pudimos leer en prensa algo de esto, que también ocurre -ver noticia-.

lunes, 24 de agosto de 2009

Mi catarro



"Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?

¿Por qué es tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora

de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra

y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?"

El sueño
Jorge Luis Borges

La gripe. Llevo tres días en cama. La semana pasada ya me amenazaron unos sospechosos picores de que algo ocurría dentro de mi ser, pero el sábado es cuando se hizo presente a su manera, con la delicadeza con que llega un tren de mercancías a una estación de montaña.


Algunos le llaman gripe A,
o porcina, o algo.

Eso tiene glamour.

Como yo soy mucho más cutre,
seguro que lo único que tengo
es un puto catarro de mierda.

Vuelvo cuando despierte
y qué calor hace,
que ya no sé si es fiebre
o temperatura ambiente.


jueves, 13 de agosto de 2009

El arte como prueba

"Porque creo que el artista, como quería Joan Miró, debe plantearse su tarea desde la mayor de las ambiciones, con todo el orgullo posible, para ejecutarla con la mayor de las humildades, desde la convicción de que, casi siempre, el territorio del arte es el fracaso."

Quimera (Julio-Agosto 2009)
Ricardo Menéndez Salmón

Quimera es una revista con muchas letras. Esta perogrullada es, sin duda, lo que mi primo pensaría de esta revista literaria -de hecho, es lo que dice cada vez que le mando un mail y no se lo lee-. Entre las letras de Quimera suele haber información interesante, a veces cierta petulancia -bien documentada, eso sí-, y en otras ocasiones joyas capaces de resumir años de estudio en unas pocas páginas. Creo que esto último es lo que ocurre con el artículo que acabo de extractar, de Ricardo Menéndez Salmón, publicado en el número doble de verano.

A Menéndez Salmón le he leído otros artículos, pero creo que en éste ha estado especialmente sembrado. Ya sabemos que es un autor al que tengo en gran estima -a partir de un párrafo suyo se me ocurrió la idea de funcionamiento de este blog-, y el interés con el que leo lo que escribe es siempre, por tanto, el máximo.

En este artículo, titulado de forma un tanto académica "Hacia una poética de la decantación", el autor asturiano realiza una bien armada reflexión sobre el papel de la novela o la literatura en el mundo y la historia.
"Una vez la filosofía ha fracasado en su empeño por captar la totalidad", asevera Salmón, la novela "se convierte en una suerte de gran cedazo que, por decantación, es capaz de retener en su fondo los posos decisivos de nuestra conciencia y los ejes axiales que vertebran la contemporaneidad". O sea, que es en los posos de la literatura donde, por encima de cualquier otro arte o ciencia, mejor podemos vislumbrar los rasgos característicos de una época.

"Si mi hija me pidiera algún día que le contara cómo era la España en la que su padre pasó sus primeros años", continúa el autor, "le diría que leyera una novela, por ejemplo Romanticismo, de Manuel Longares. Si mi hija me pidiera algún día que le contara cómo era la España en la que ella nació, le diría que leyera una novela, por ejemplo Crematorio, de Rafael Chirbes. Si los extraterrestres algún día quisieran saber a qué se parecía este planeta llamado Tierra durante el siglo XX, no les invitaría a que escucharan la música de Shostakóvich o la de Joy Division, sino a que leyeran las novelas de Kafka o las de Kureishi."

Parece mentira que, en dos páginas, haya tres referencias que me resultan imprescindibles y me quede la sensación de que me dejo mucho por contar. Es una muestra de lo condensado de este artículo.

Para los que os interesa de verdad la literatura -que sois todos los que habéis llegado hasta aquí, me imagino-, os aconsejo que busquéis la Quimera de julio y agosto y leáis a Menéndez Salmón. Si la compráis, mejor, así damos dinero -siete euros- para que una de las publicaciones literarias de mayor calidad siga funcionando. Si, de todas maneras, a alguno le jode gastarse el tercer cubata del sábado en cultura, que la pida a la biblioteca pública del barrio y entre todos pagaremos, gustosos, esta necesaria adquisición.