lunes, 14 de septiembre de 2009

Vividor de otras vidas

"Son muchas las razones que se han barajado para explicar tanto la fuerza como la necesidad de la ficción. Suele hablarse -yo mismo lo he hecho en otras ocasiones- de la parvedad de nuestras existencias reales, de la insuficiencia de limitarse a una sola vida y de cómo la literatura nos permite asomarnos a otras o incluso vivirlas vicariamente, o atisbar las nuestras posibles que descartamos o que quedaron fuera de nuestro alcance o no nos atrevimos a emprender."

Javier Marías
Discurso de ingreso en la Real Academia Española

Quizás sea por la coincidencia, pero me ha tocado leer este discurso y mira lo que me he encontrado. Demasiado pertinente como para dejarlo pasar. Y digo yo que, para explicarse, mejor que lo hagan otros, ¿no? Digo para explicar el porqué del nombre del blog, Vividor de otras vidas. Dentro de un par de meses cumpliré un año alimentando a este engendro literario y chupando energía de todos los comentarios que me dejáis. Entonces volveré a hablar, espero, del título y de la vida.

Al hilo, ¿para qué sirven los libros? ¿Quizás sean útiles para superar la angustia de tener una vida finita, y nos permiten elegir otras más cómodas, o aventureras, o lúcidas, o desternillantes para combinarlas con la que nos ha tocado? Porque cuánta lucha necesita la vida de verdad para convertirse en la deseada.

8 comentarios:

  1. Jajajaja, y yo puse hace unos días un trozo de un relato de Julian Barnes hablando sobre el arte.

    ResponderEliminar
  2. Se ve que estamos eruditos últimamente!

    ResponderEliminar
  3. Simplemente, los libros, calmen un poco la angustia.

    ResponderEliminar
  4. Los libros para mí son referencia, punto de apoyo para seguir caminando, como esos bastones que llevan los senderistas.
    Son alimento para la mente como la comida lo es para el cuerpo.
    Podría seguir, pero me estoy poniendo pesada.

    Me gusta tu entrada sobre Salmón, acabo de leer La ofensa, me parece que, además de escribir muy bien, es un tipo estupendo.

    Saludos, espero no te canses de escribir aquí y de cumplir años.

    ResponderEliminar
  5. A mí leer a Javier Marías me calma las angustias y me refuerza en mis alegrías. No se pueden explicar mejor las cosas que le pasan a cualquier ser humano. Mi gurú. Besos, Zeberio

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  7. Supersalvajuan: te veo optimista!

    Isabel: La verdad es que no puedo esconder mi afición a los libros de Menéndez Salmón. Veo que además le conoces, parece un tipo cercan. Yo sólo lo pude ver en una charla que fue muy interesante -y que comenté aquí http://vividordeotrasvidas.blogspot.com/2009/01/sobre-las-mentiras-del-11-m.html-

    Ángeles: Perdona por mi respuesta, que esto parece una entrada trampa. Es que a mí las novelas de Marías no me gustan nada. Es más, en vez de calmarme me ponen de mala leche. He puesto este párrafo porque me ha parecido acertado y curioso en vista de cómo titulé en su día mi blog, pero es un discurso suyo, no una novela. Me alegro, no obstante, de que Marías tenga en ti un efecto tan sedante. Al fin y al cabo es literatura.

    ResponderEliminar
  8. Desde luego, ese fragmento del discurso de Javier Marías viene que ni pintado para explicar el sentido del título de tu blog.

    Yo creo que un libro, aparte de trasladarte a otros espacios, a otras vidas, a otras experiencias..., nos aporta recursos para reaccionar e interaccionar con los demás y con nosotros mismos. Aunque esa función
    también la ejerce nuestra dimensión social: relacionarnos con otros y compartir experiencias con amigos y con gente a la que acabamos de conocer. En definitiva, leer nos enriquece, como nos enriquece la
    cultura en general y como nos enriquece estar con otras personas y escuchar sus propios puntos de vista y sus vivencias. Cuanto más lees, más piensas y más estimulas tu inteligencia y tu imaginación; cuanto
    más hablas con otros, pasa lo mismo; en definitiva, es como si necesitáramos un estímulo externo para reactivar nuestro mundo interior.

    Tú dices: "Al hilo, ¿para qué sirven los libros? ¿Quizás sean útiles para superar la angustia de tener una vida finita, y nos permiten elegir otras más cómodas, o aventureras, o lúcidas, o desternillantes
    para combinarlas con la que nos ha tocado? Porque cuánta lucha necesita la vida de verdad para convertirse en la deseada".

    Esa última frase tiene mucha miga, pero no voy a entrar a comentarla, porque me saldría de la literatura para entrar en la filosofía y en la
    psicología.

    Ana A.

    ResponderEliminar